Ángeles contra lo desconocido... [Libre]

Spoiler:

Miró a su alrededor con cierta confusión...y como siempre, se perdió. - Mierda... susurró mientras se rascaba el azulado cabello. ¿Porqué siempre se perdía en estos sitios? ¡Idiota! Siempre se perdía en tantos sitios que aveces acababa en el cuarto de baño (?).

Miró a su alrededor otra vez y siguió tan confuso como en el principio. Ya ni recuerda el camino hacia las habitaciones... ¿qué debería hacer?. ¿Preguntar? ¿A quién?. ¡Nadie le respondería la duda porque no hay nadie!. Y a Magnus no le gustaba la soledad en los lugares enormes, pero la toleraba cuando estaban en su campo de visión. - Debe de haber alguien aquí... presiento las auras.... Siseó suavemente mientras apretaba con fuerza los libros de psicología, haciendo presión contra su propio regazo mientras emprendía de nuevo el caminar lento y atento a algún movimiento.

Atravesó pasillos y pasillos, caminando através del eterno eco que no cesaba, y ahora, necesitaba tener paz y de alguna forma alguien con quien entablar una buena conversación sobre sus gustos, pero era demasiado tímido para planteárselo a alguien cara a cara. Era como un reto que no se atrevía a hacer. ¿Y cómo encontraría a alguien con sus propios gustos si ni siquiera se hablar cara a cara con nadie?. Es en cierto modo patético... Y aunque sonase duro decírselo a sí mismo razón no le faltaba.

Mapa en mano, Anwar intentaba localizar la biblioteca, o algo que se pareciese a una... Algo le decía que estaba acostumbrado a los sitios grandes, pero aún así no conseguía moverse con agilidad por aquel edificio. Estaba seguro de que cada día cambiaba algo... ¿sería alguna diversión del director...? Pues no se la veía eso de perder a alumnos a posta.

Salió del edificio, hablando a solas con Zelgadis (éste aún era un huevo, así que mucha contestación no recibía), quejándose más bien de como se encontraba "Via Mortem". ¿Desde cuando camino a la muerte era un buen nombre para una academia? Por muy dirigida por la muerte que estuviese... Hablando de eso, debía sacar el libro de "Historia de la Muerte" de la biblioteca antes de que se agotasen... Suspiró, dejando los ojos en blanco.

-Me volveré loco, no hago más que hablar solo... -miró a Zelgadis, torciendo el gesto-. Ni siquiera sé si algún mayor iría a coger los portales, me encantaría cambiar de zona... a ver si me inspiro

Frenó en medio del camino, mirando a su alrededor. De acuerdo... ya se estaba alejando demasiado y en medio del jardín no iba a encontrar una biblioteca...
Aquello era horrible...

Bajó la cabeza y empezó a cavilar de manera suave, parsimoniosa...en cierto modo bastante profunda para llegar a la ensoñación, pero tampoco rozaba el "distanciamiento" de sus poderes extrasensoriales. - Podría... No... negó con la cabeza y sin mirar por donde iba se perdía en esa selva de columnas coríntias. ¿Para qué se va a molestar en buscar a alguien si ni siquiera se atreve a hablar con chicas?. Y con hombres, el tema cambia un poco.
Sigue sintiendo vergüenza, pero no tanta como a una chica.

- Tsk... Si fuese algo más extrovertido... se dijo entre siseos mientras chocaba con alguien, haciendo que miles de hojas (impensables de que se hallaran en el libro) saliesen volando, y haciendo que su libro de psicología cayese abierto. - Di-disculpa... N-no miraba por donde iba. Dijo mientras se agachaba sin siquiera mirar a la persona con la que chocó. Podría ser una chica y quedarse completamente en blanco cuando la viese, o si fuese en ese caso un chico, seguiría bastante cortado.

El golpe hizo que cayese hacia atrás, sujetando con fuerza el huevo para que no sufriese daños. Cerró los ojos, golpeando su espalda contra el suelo y ahogó un quejido, incorporándose al oír la disculpa del causante del golpe. Entreabrió la mirada color esmeralda y lo miró. suspirando mientras recogía los papeles ajenos como mejor podía con una mano, ya que con la otra aún sujetaba a Zelgadis.

-No pasa nada, yo también debería haber estado atento -sonrió con cuidado, pasándose la mano por el pelo mientras le entregaba lo suyo. La verdad era que no lo conocía... a aquel chico. Bueno, tampoco él era el colmo del conocimiento de allí, pero... en sus clases no estaba, así que se imaginó que no sería... o bien de primero, o bien no estaba muerto. Ambas cosas podían hacer que aquella persona quisiese reírse de él... pero no parecía malo...
Ladeó la cabeza, ¿sería aquello instinto animal?

- Gracias... susurró sin mirarlo siquiera, puesto que estaba memorizando cuantas hojas llevaba en el montón que iba a recibir por parte del otro. - Siento la torpeza. Añadió con el mismo tono mientras alzaba la mirada azulada y calmada mientras se confronta con unos hermosos colores de color verde. - S-soy Magnus. Dice algo tenso mientras le planta la mano delante del otro.

- Bien, Magnus... pareces un idiota. ¿Porqué no le pides su número de teléfono y tomáis el té? Le dijo "el otro" a sus adentros con sorna, forzándose el joven ángel a sonreír un poco exagerado, aunque más bien se mostraba demasiado nervioso y tenso para interactuar con los demás. No se le daba bien empezar conversaciones, aunque se enganchaba bien a casi cualquier tema que no tratara de temas de sexo, de amor o de pareja. Son tus palabras tabú en estos casos, y por eso, aveces los otros lo miran raro cuando retrocede y se marcha sin decir nada; esos temas no los puede hablar, se corta demasiado.

- Ahhh~ ¡Qué aburrimiento! ¿No habrá nada para poder hacer? - Gritó a los cuatro vientos como si hablara con alguien. Estaba más que sola.

Caminó por los largos pasillos de aquel lugar tan grande. ¿No se iban a acabar los pasillos? Eran largos, muy largos, eternos si se podría atrever a decir. Pensó que quizá si va algo animada se le pasaría más rápido y mejor e incluso jugar con ella misma para probar su velocidad. Decidió finalmente dar saltitos cogiéndose las manos por detrás, sonriendo. No le gustaba estar seria, eso se lo guardaba para sus enemigos. Empezó a recordar lo que pasó ayer con ese ángel, Magnus se llamaba, y fue andando normal, pensativa, cabizbaja. ¿En verdad era su amiga? Sonrió dulcemente para ella misma y en secreto dado que no había nadie en los alrededores, no le gustaba que la gente la viera así, como en su pasado. Había cambiado su carácter y ahora era más distante y cerrada.

- Pero... ¿En realidad soy su amiga? - Se lo dijo para ella misma de nuevo, sin hablar muy fuerte. No evitó soltar una pequeña risa nerviosa.

Unos metros más adelante escuchaba ruido y lo separaba en una esquina. Alzó la mirada y fue corriendo para saber qué había pasado. Eran voces de personas, de dos hombres. Y una le era muy familiar y el olor de la sangre del otro también.

¿Magnus y ese tal Anwar, en serio? ¿Qué harán juntos?

Finalmente, dobló la esquina y vio que uno de ellos estaba en el suelo y se levantó. ¿Qué habría pasado? Lo mejor de todo es que su olfato y su oído estaban bien, muy bien. Se acercó un poco a los dos sonriendo y con las manos en la espalda. No pudo evitar soltar una pequeña carcajada al ver que la culpa de que se haya caído el chico de la mirada esmeralda fuera del ángel torpe. Y además, al ver como hablaba, eso intensificaba su risa, le hacía gracia aunque algunos no lo encontraran así.

- Magnus, eres tan torpe. -Dijo con voz cantarina. -

No podía creerlo, cuando intentaba conocer a alguien (aunque fuese por unos papeles volados) aparecía aquella chica tan rara... Había creído entender que era una vampiresa, como Santiago, pero no estaba del todo seguro. Se levantó del suelo, despeinando su pelo con un movimiento de cabeza y miró a ambas personas, no sin antes tender la mano hacia el ángel, con una sonrisa llena de amabilidad.

-Anwar Adnan, es un auténtico placer -luego miró a la mujer, no sin alzar una ceja antes, frotándose la nuca con algo de hastío-. De nuevo por aquí... ¿eh?

Había sido casi menos que un susurro el saludo a la joven vampiresa, pero quien sabía: si haberla pillado con Santiago, o el simple hecho de que sus razas eran incompatibles, le hacía ser bastante seco con ella. Podía ser serio muchas veces, pero prefería abrirse... la gente se sentía más cómoda si lo hacía. Pero con ella no podía.

- U-un placer... Dijo algo bajo, pero lo suficiente para no sonar estúpido. - ¿Acaso no puedes ser algo más claro?. Pareces la abuela que nunca tuve. -Gruñe con molestia el otro en su cabeza mientras éste intenta ignorar su comentario. Quería añadir algo más, pero la voz de la otra chica hizo que sus palabras se tajasen como un viento afilado, obligándose a girar hacia la dirección opuesta a la que estaba.

- S-siento no ser tan avispado... Se atreve a replicar a la otra que venía hacia la dirección de ambos chicos, el cual, parecía que al otro no le caía demasiado bien. Le delató la forma de hablar. - Me alegro de verte, Girly. Le apodó con ese "sobrenombre" con una sonrisa. - Q-quiero decir... G-girlycard. Añadió rápidamente, puesto que a lo mejor la otra se molestaba.

Se acercó unos pasos más, ladeando la cabeza mientras caminaba y con una mano en su cintura al escuchar la réplica del ángel. Es tan lindo como la luna de sangre en las noches más oscuras, cuando el cielo se veía de un color crepuscular. Al escuchar en el que tono en el que el licántropo le había hablado, parecía que no le caía muy bien. ¿Por ser hombre lobo? Vaya una idiotez. Ella era una vampiresa y no los odiaba, pero les gustaba jugar con ellos, como con la mayoría pero los veía como perritos que desean que les lancen un hueso para ir a recogerlo.

- Yo también me alegro de verte, Magnus. - Ríe porque después dijo su nombre completo, no le importaba que usara ese mote, es más, le gustaba. - Puedes llamarme Girly, hombre. ¿No somos amigos? - Miró después al licántropo con una gran sonrisa.

La desvió después hasta el ángel y se acercó más, sonriendo. Empezando a hablarle de "cómo fue su día" o "qué estaba o iba a hacer", ya que solo se escuchaban murmullos.

Sí, desde luego ya comenzaba a sentirse un poco ajeno a la conversación, pero era lo que había después de todo... Si se conocían ellos dos, lo correcto era esperar a que parasen de hablar entre ellos... blahblahblah
Pero le seguía molestando, de cierta forma Anwar era como un niño que aún no había crecido, y el hecho de que borrasen sus recuerdos no ayudaba para nada. Se frotó el pelo con ambas manos, queriendo serenarse y estar atento toda la conversación que se estaba perdiendo al recordar el pacto que había tenido él con la muerte de "M" mayúscula.

-Céntrate, Anwar, y no pienses en cosas estúpidas -se dijo, antes de intentar estar atento de nuevo

Asintió levemente y luego miró a Anwar, escuchándolo ese comentario que más bien era para sí.
No era correcto alejarlo de esa conversación, así que se acercó a él y lo jaló del brazo, llevándolo hacia
donde estaba la otra. Ahora, si que era correcto esto. - Todos los somos. Aclaró sonriente
mientras miraba a Anwar. - ¿Verdad?

Sonaría un tanto gélido, pero no respondió a la chica a los susurros, no obstante, la miró y añadió: - Hacer no lo sé, pero sea lo que sea, nos lo pasaremos bien los tres. Dijo de forma alegre, dejando aun lado la timidez.

- Bravo...~ Ahora solo te falta darles dos besos a cada uno por acompañar a la primera dama a la cima de la estupidez. Estupendo... Dijo el diablo a los adentros mientras el ángel no le prestaba atención del todo.

Cruzó los brazos y movió un poco la cadera hacia la derecha, mirando al hombre lobo con una sonrisa sarcástica, algo típico de ella. Asintió acompañando un "sí" hablado. A ella le daba igual estar o no con ese tío, o con cualquiera. Magnus es su primer amigo y creo que casi le costó la muerte ya que estuvo a punto de herirla. Cuando dijo que los tres nos lo pasaríamos bien, pensó obviamente que Anwar iba a participar con ellos en lo que fuera. ¡Qué bien, jugaría con Anwar a atrapar el hueso! (?)

- Claro, sin lugar a dudas. - Ladeó la cabeza, aún sonriendo. - Nos lo pasaremos muy bien.

¿L...los tres? ¿En serio? Guao, que facilidad tenía ese chico en hacer amistades, era increíble, ya lo había metido en su grupo. Parpadeó, llevándose una mano a la cabeza debido a la duda que le había provocado la pequeña frase del ángel, pero no dijo nada en voz alta que fuese a sonar hiriente.
Inspiró hondo, moviendo la cabeza con brusquedad, despeinándose un poco. Desde luego, había aquella extraña manía desde hacía poco. Unas costumbres un tanto... animales.

-Sí, bueno -rió, entretenido-. ¿Quereis hacer algo...?