¡Todo esto es tu culpa!-gruñe-[Girlycard][libre]

Se cruzo de brazos gruñendo en la mesa. Todo era por culpa de esa vampiresa. Lo habian castigado por su culpa y eso ponia de mal humor a Santiago. Golpeo el suelo con el pie impaciente y miro la hora. Anwar lo estaria esperando en el jardin como acordaron. Fulmino por decima vez con la mirada a Girlycard, no le caia bien la chica. Era demasiado...arg.

Nunca lo habian castigado.Jamas. Y pensaba que si algun dia lo castigaban seria por Anwar no por esa vampiresa ¿Quien le mandaba llamarle perro faldero?¡¿De quien era perro faldero?! Gruño de nuevo molesto y fruncio el el ceño. Lo peor es que tambien estaba molesto consigo mismo, se habia enfadado y se habian peleado en mitad del pasillo. El aula de Pociones no seria la misma en una temporada.

Sentado en los jardines, con la mirada perdida y con la mano acariciando el cascarón de Zelgadis. Santiago estaba tardando... muchísimo... ¿acaso se había olvidado de él? Quizás sí, después de todo no es que se conocieran de toda la vida... no hacía nada en realidad. Se pasó la mano por el pelo alborotado y suspiró, mirando el reloj de una torre del castillo. Casi tres cuartos de hora tarde: estaba claro que "Santi" no iba a llegar.

Cabizbajo, cogió su huevo y echó a andar por la zona, si él no venía, supuso que podría "perderse" por los jardines... Aunque algo le decía que no iba a ser igual que estar con el de segundo

Ríe. Estaba de brazos cruzados sonriendo con su famosa sonrisa sarcástica rebosante de "maldad". En verdad no era maldad pero si era picardía. Le divertía estar en la sala de castigos con ese tal Santiago, le caía bien porque se enfadaba rápido. Adoraba ver a los hombres así, qué se le va a hacer. El joven gruñía mucho y la miraba cada pocos segundos con una mirada fulminante que a ella le parecía divertidísima. La sala de castigos era un lugar donde se sentía bien, como cualquier aula en verdad.

Ella no tenía prisa por irse y no paraba de mirar a Santiago con una sonrisa. No disminuía ni un milímetro, ella siempre era así. ¡Qué gratificante!
La última que la miró, ésta le dedicó un beso en el aire para hacerlo más enfadar. Sí, sin duda le gustaba estar con él en la sala de castigos.

Gruño de nuevo y evito mirar a la chica de nuevo. Maldicion. Para un amigo que hacia y lo habia dejado solo...le entristecia pensar en Anwar solo por el jardin tras haberlo esperado tres cuartos de hora.

Solto un suspiro y cerro los ojos. Para completar este "maravilloso" dia tenia sed, hacia dos dias que no bebia nada y eso se notaba en sus ojeras marcadas y sus ojos que estaban mas oscuros.

Necesito sangre...-susurro para si mismo

No podía hacer mucho más, así que entraría: los jardines estaban bien, pero no podía pasarse la vida dando vueltas por el camino de piedra que iba alrededor del castillo.
Pasó por una de las entradas de los lados, por las menores, no le gustaba tener que abrir la puerta grande, llamaba mucho la atención y, siendo de primero, no tenía fuerzas para que todo el mundo lo viese. No sabía bien, era un pensamiento extraño, la verdad.

-A saber donde fue Santi, ¿eh, Zel? -susurró-. Supongo que habrá ido con un amigo a la cafetería o algo y se olvidó de nosotros: típico

¿La estaba evitando? Amplío la sonrisa. Se puso enfrente de él con los brazos cruzados. Inclinó un poco el cuerpo hacia delante en una acción algo infantil pero le gustaba ser así con los demás.

- ¿Me estás evitando, perrito faldero? - Soltó una corta pero sonora carcajada que hizo rebotar el sonido en toda la habitación, era también algo escandalosa pero no importaba. - No seas tan cobarde. - Cerró la boca, sonriendo sin dientes.

Lo veía algo cansado y aturdido, ¿por qué sería? Ella estaba rebosante de energía dado que tiene sangre para donaciones que envían desde cualquier mundo hasta aquí ya que una vez hubo un problema referente a ella con el tema de la sangre. Escuchó un susurro saliendo de la boca de Santiago y afinó un poco el oído. No escuchó muy bien por lo que se puso recta y se acercó a él.

- ¿Qué has dicho? - Pensaba que dijo algo que le afectara a ella por lo que frunció el ceño.

Miro a la chica realmente molesto ¿no entendia que NO quería nada de ella? Hasta su presencia le era molesta y mas si tenia sed, tenia que haber ido hoy pero claro le habían castigado y eso era que no podía saltarse el castigo por ir a beber. Se notaba bastante cansado

-no soy el perrito faldero de nadie mocosa-gruño de nuevo y fruncio el ceño-y lo que haya dicho no te incumbe…

Entonces le llego un olor familiar, alguien que andaba por los pasillos…¡Anwar! El olor de su sangre era inconfundible para Santiago. Se levanto de la silla y fue a la puerta, pasando olímpicamente de la chica, y miro el pasillo para ver a su único amigo en la academia paseando. Parecia cabizbajo y un poco triste.

-Anwar…

Confirmado, había llegado a la zona de los castigados y su cuarto (evidentemente) no se iba por ese camino. Se arrodilló en el suelo, dejando su espalda expuesta y buscó en la mochila un plano del lugar. A saber donde había girado mal...

-Vamos a ver... -mientras buscaba, ni siquiera era consciente de que su sangre desprendía un apetitoso olor a quienes se alimentaban de esta. Únicamente estaba concentrado en localizarse en el mapa, cosa que parecía menos complicada dicha que haciéndola-. Creo... creo... que es por aquí -señaló un punto del pasillo, descubriendo que, desde el principio se había ido a un pasillo que no era-. Bien hecho Anwar, bien hecho -repitió, irónico y se levantó, enrollando el mapa. Con la vista perdida fue enumerando los pasillos que había visto en el mapa, decidiendo por donde ir.

Arqueó una ceja sonriente. ¿Que no era un perrito faldero? ¡Claro que sí, de ese amigo suyo! Ese nuevo... ¿Era Anwar como se llamaba? Bah, ya se enteraría. Había escuchado que era un licántropo, y por eso le daba igual sino era vampiro.

Era un tanto cotilla por lo que quería saber qué había dicho. Quería sonsacarlo pero fue entonces cuando éste se acercó a la puerta de la sala de castigos, susurrando de nuevo algo y mirando muy fijamente fuera, ¿a quién estaría viendo? ¿Qué era mejor que ver a una vampiresa, a alguien de su especie? Tsé. Dejó de sonreír y se acercó, haciendo el pelo hacia atrás haciendo que este ondeara y se puso casi a su lado pero más atrás. Ladeó la cabeza y esperó para ver si se volvía y la veía y poder preguntar qué pasaba. Entonces fue cuando olió la sangre. Le era un tanto familiar ya que lo olía constantemente cuando estaba cerca de Santiago, su nueva "mascota". Lo único que sabía es que su sangre era dulce y apetecible pero debía controlarse. Así que decidió esperar y moderse el labio para no caer en la tentación de morder a nadie aunque tuvieran que sujetarla y dejarla todo el día en la sala de castigos.

Sintio a la vampiresa detrás de él y suspiro. Si que podía ser pesada esa chica, menos mal que no estaba en su clase ni su curso. Asomo un poco la cabeza al pasillo e hizo señas al moreno para que se acercara un poco.

-Anwar..ven por aquí-dijo para que el otro lo escuchara y los demás no, aunque Gilrycard seguro que lo había escuchado pero le daba igual, la chica no le interesaba lo mas minimo. Es mas, si estaba lejos, tendría un dolor de cabeza menos. Aunque presentia que la chica no se rendiría tan fácilmente.

Parpadeó, volviendo a enfocar a su alrededor y moviéndose con agilidad: creía haber oído a Santiago... pero... bueno, ¿era imposible o no? Esto... no, no podía ser... De hecho, hubiese seguido con su camino si no hubiese visto la cabellera rubia de su compañero saliendo de la sala de castigos.

Ladeó la cabeza: ¿qué hacía ahí dentro? Por mucho que quisiese no podía imaginarse a su compañero...no sé... rompiendo algo o yendo contra las normas de la academia. Se acercó lentamente al fijarse en que no había nadie.

-¿Qué haces ahí dentro...? ¿Y...y por qué no has venido a los jar...? -entonces se dio cuenta de la presencia de una chica más en la sala y bajó la mirada, creyendo comprender: así que había estado con ella... Claro

- Anwar, ven por aquí. - Dijo con tono de burla, imitándolo.

Creía que quizá con eso le enfadaría y podría verlo enfadado que es como le gustaba ver a los hombres, jamás se cansaría. Pero quizá no era suficiente. Vio al chico, ese tan Anwar, acercándose a la puerta de la sala de castigos y preguntando qué podría hacer ahí. Es cierto que al chico de cabellos rubios no era de los que se podrían quedar en salas de castigos. Se le veía más como el típico chico que siempre hace sus cosas sin rechistar. El chico de mirada esmeralda bajó la mirada y dejó de mirar a Santiago por lo que por fastidiar, agarró a Santiago en un abrazo fuerte. Era como una lapa.

- S-a-n-t-i~ -Dijo cantarinamente y le abrazó para que no pudiera escapar.

-Es que me han castigado por culpa de esta chica y…-dejo interrumpida su frase porque la vampiresa se había colgado a su brazo como una lapa, la miro muy mal y fruncio el ceño-¿Qué haces? ¡Quitate de encima de mi, mocosa lapa!

El vampiro se revolvió para que la chica se quitara ¿Quién se había creido para abrazarlo asi? Si Santiago ni siquiera la aguantaba ¿Por qué se ponía asi? Chasqueo la lengua molesto y miro a Anwar

Siento lo del jardín, no he podido ir Al…me castigaron por romper la clase de transformación-dijo ignorando a la chica aunque seguía intenta quitársela de encima

-Ah... por eso no pude ir a aquella clase entonces... -lo miró, comprobando el comportamiento de la chica que seguía pegada a él como una lapa-. Si molesto avísame y me iré cuando antes, parece que estabais los dos muy entretenidos a solas...

Apartó la mirada, ¿por qué no decirlo? Muy molesto con aquella escena de abrazos y cosas varias. Aunque Santiago parecía querer evitar aquella escenita estaba claro que la otra chica se negaba a querer esconder de forma brusca lo que estarían haciendo antes. ¿Qué habría sido? Anwar no tenía ni idea, y de hecho prefería seguir no sabiéndolo

-Tienes mala cara además, Santi...

- ¡Te abrazo! - Gritó fuerte para que se la escuchase, o al menos para que la escuchase el licántropo.

Parecía como si el chico estuviera celoso, ¿lo estaría? Solamente está haciendo rabiar al vampiro ya que era uno de sus nuevos hobbies en la escuela. Acariciaba el brazo de Santiago con la mejilla, mientras seguía sonriendo. Cuando la intentaba apartar, se apartó por su cuenta y se hizo algo para atrás. Después cogió impulso y se subió a las espaldas del vampiro. ¡Qué divertido era aquello!

- Yupi~~ - Empezó a mover las piernas. Era como una niña de pocos años de vida. Le divertía sin embargo.

Aprovechando que estaría (seguramente) intentando explicarle al hombre lobo que no era lo que parecía, le robó un beso en los labios. Después estuvo sonriendo y riendo un buen rato. Ay, qué bien se lo iba a pasar.~ ¡Le encantaba hacerle rabiar, sí!

Santiago seguia intentando que la otra se apartara de su brazo ¿como podia ser tan lapa un vampiro?Gruño por lo bajo siguiendo el forcejeo con la chica. Cuando grito lo del abrazo fruncio el ceño, que poco le gustaba esa chica tan pesada, si no tuviera sed la hubiera mandado hacia rato a la otra punta de la sala.

No molestas Anwar, de verdad, la unica que molesta es esta chica-dijo Santiago mirando a Anwar-Estoy bien, solo estoy un poco cansado

Cuando la chica se subio a su espalda, Santiago estaba considerando seriamente tirarla por la ventana y que, a poder ser, cayera en un estanque de agua bendita, no sabia si eso funcionaba pero le valia imaginarselo.
Abrio los ojos sorprendido cuando le beso y la aparto de un empujon, aunque la chica se riera.
¡¿Que haces, niñata?! ¡Dejame en paz de una vez joder!

-Dejad de gritar, suena muy fuerte -gruñó, tapándose los oídos con fuerza, cerrando los ojos, incómodo y dándose la vuelta, era muy incómodo. Estaban empezado a agudizarse sus sentidos como el oído y el olfato y cualquier ruido le afectaba demasiado.- Demasiado fuerte... -murmuró, quejándose algo dolorido.

Tampoco tenía ganas de ver la escenita que estaban montando la chica y Santiago, así que aprovechaba para no mirar nada de lo que estuviese sucediendo en aquellos instantes. Aguantó un gruñido, aún de cuclillas y sin añadir nada más, solo con los oídos tapados, fingiendo que aquel era el mayor de sus problemas

- Blahblahblah... ¡Siempre dices cosas aburridas! - Mientras que decía esto, movía la cabeza hacia los lados y ponía una mueca burlona, algo seria. Cruzó los brazos y cuando terminó de decir la frase, dejó de moverse, quedándose quieta.

¿Estaba Santiago de verdad en contra de ella? Suspira. Se dio la vuelta y volvió a su sitio, a su pupitre. Se cansó de estar jugando con él, era un aburrido aunque siempre se enfadara. Hacer rabiar a la gente era algo que le gustaba pero creo que ya se cansó. Necesita nuevos trucos para poder divertirse. Cuando se sentó, le dio una pequeña punzada en la cabeza, algo no muy natural que se diga, en ella. Puso las manos a ambas partes de la cabeza y se quejó un poco. Parecía que le iba a estallar, era como un fuera de juego.

Le vino un pequeño recuerdo de una mano ensangrentada. ¿De quién sería? Parecía de mujer... Si era así, era su madre. ¿Por qué le venía eso ahora? No... No quería recordar. Estaba a punto de gritar pero se mordió el labio. Tanto lo hizo que empezó a manar un poco de sangre del labio, cayendo en el pupitre. Se dejó de caer con las manos aún y esperaba a que todo cesara.

El vampiro se acerco al chico lobo que estaba agachado tapandose las orejas y se puso a su altura. No queria que Anwar se enfadara con él ni nada de eso, era su amigo y queria que continuara asi mucho tiempo...hasta algo mas si se daba.

Oye, Anwar, no grito mas pero no te pongas asi, por favor-dijo quitando las manos de las orejas, abrio la boca para decir al mas pero Girly se cayo de la silla.

Se quedo mirandola esperando que se levantara y solo fuera para llamar la atencion como siempre hasta que olio la sangre...Se puso tenso y se tapo la boca y la nariz con una mano. Debia controlarse y no lanzarse encima de la chica a beber su sangre