La amistad de razas aveces duele. [Privado Anwar] [Advertencia: Peleas y otros]

Estaba harto de que ese estúpido vampiro asqueroso lo llamara "chucho", "ese" o vete-tu-a-saber...
¿Tanto costaba llamarlo Kyle?. Bueno... esa es otra. La chica de los vendavales le tuteaba de forma descarada, y en cierto
modo lo molestaba. ¿Qué forma es esa de llamar a alguien?. ¿Ky?. ¿Y las demás letras.?.

Fuese lo que fuese, era una buena hora para hacer gimnasia por la noche. Hoy era cuarto menguante y no había peligro de apabullante transformación, pero si que tenía vicio el joven peli-gris. (?).
Entre ellos era la adrenalina. Todas las noches se le subía bastante y tenía que hacer casi cualquier cosa: Pelearse con cualquiera, salir a cazar conejos y pájaros (en cierta medida), intentar quitarse la virginidad (sin éxito), leer libros y libros hasta que se canse, hacer gimnasia para tonificar el cuerpo...
Tantas cosas que no se podría dejar clara la verdadera explicación hacia su "vicio".

Abrió la puerta y todo estaba oscuro. Perfecto... tendría una buena suerte...

Se quitó la camiseta y se acarició la cicatriz en la zona del corazón. No recuerda exactamente como la obtuvo, pero tiene el tamaño preciso en anchura y altura, como si se lo hubieran milimetrado por alguna extraña razón.
- Vale... Susurró mientras dejaba la camiseta sobre un potro que no estaba bien guardado. Estos alumnos...

Ahora que se fijaba mejor, el habitáculo estaba perfectamente oscurecido, y la luz lunar se internaba entre las rendijas de los ventales mal cerrados. - Que tranquilidad... siseó mientras se tiraba sobre la enorme colchoneta. Estaba llena de polvo.

No había parado de darle vueltas a las palabras de Kyle... el tema sobre la caza y demás... ¿de veras sería tan sumamente importante? Matar animales... con las propias manos... o patas o dientes... ¡o lo que fuese, ese no era el punto más importante!

Respiró hondo,, llevándose una mano al hombro mientras lo movía en círculos, como si ejercitase esa parte del cuerpo. En realidad se estaba desestresando o como diablos se dijese quitarse el estrés. Desde la primera transformación todo había sido muy raro, entre esas cosas las visitas continuas a la enfermería par sacarle sangre (cosa que le ponía enfermo). Temas aparte, el asunto de no recordar nada le ponía cada vez mas nervioso y... bueno, no se veía capaz de sacar todos los cursos aunque no se lo dijese a Santiago y eso le ponía muy nervioso... más aún es decir... porque eso de estar completamente vacío...

Se estremeció. Via Mortem de noche se volvía aún más que por el día... quizás incluso el director estuviese paseándose a sus anchas aquella noche... Pues tenía cierto interés en verlo...quizás podría conseguir algún tipo de canje en lugar de sus recuerdos. Movió las orejas de lobo, atento al sonido y percibió movimiento cerca, en la sala del gimnasio. Entrecerró los ojos y entró, cerrando tras él cuando pasó.

Empezó a girar en forma "rollito" en la zona engomada. Esta rechinaba suavemente y eso lo ponía de los nervios, así que lo dejó y se paseó un poco entre la penumbra. - Necesito diversión... susurra mientras se acaricia las orejas que lleva sobre su pelo oscuro, el cual no se aprecia siquiera por la negrura.

Hoy decidió que la noche sería entretenía por alguna razón, no importaba cual, pero ahora lo más importante era saciar toda la adrenalina acumulada.

Sus orejas se movieron al escuchar el cierre de una puerta, seguramente la única que lleva hacia el exterior de los pasillos de este instituto tan raro; no obstante, el olor era muy conocido, y eso lo hizo sonreír de manera leve. - Hola... Anwar. Dice con la voz nítida mientras se queda enfrente de una de las canastas, a la otra punta del gimnasio.

Después de llamarlo por su nombre y saludarlo verbalmente, alzó la mano y la agitó suavemente en el aire en forma de saludo y eso que hubiera saludado desde cerca: Aveces la vaguedad le puede...

Aquel no era el sonido de la muerte, lo tuvo muy claro desde el momento en el que entró en la sala, pero el saludo de Kyle se lo confirmó aún más, arrancándole una leve sonrisa un tanto irónica. Él preocupado por sus palabras y mira por donde, antes se lo encontraba. Las orejas se movieron con suavidad mientras se acercaba al otro licántropo, aún con aquella extraña sonrisa en los labios.

-Vaya, no esperaba encontrarme a nadie a estas horas. Quizás al director, pero... -miró a su alrededor, a los objetos sacados de su lugar original, seguramente utilizados en la diversión del otro "lobo"-. Muy aburrido por lo que veo... -le dio un pequeño puntapié a una colchoneta, levantando gran cantidad de polvo-. Anda que la gente lo usa

Tosió, moviendo un poco la mano, el polvo le afectaba bastante más por el olfato recientemente desarrollado. Seguramente conseguiría controlar mejor sus poderes si se transformase y no esperase la próxima luna llena a ser obligado a cambiar de cuerpo.

Lo miró con la mirada fija en él, atento en todos y cada uno de sus comentarios y movimientos : Como un perro bien entrenado ante cualquier situación. Y eso que no le gustaba nada que le pusieran un calificativo de perro.
Ante los comentarios, decidió guardar silencio con obediencia y en cierta manera prestar alerta sin cojear, puesto que su carácter fue cambiado drásticamente tras su muerte.

- Solo lo uso yo, al parecer. Añadió un tanto serio mientras sus nariz expulsaba aire para que la nube de polvo no se metiera dentro de su nariz ni de sus ojos.

- ¿Y a que has venido a hacer aquí? Dijo mientras se sentaba de nuevo en la polvorienta colchoneta, rascándose la oreja : Un tic que no se le irá tan fácilmente.
Y a pesar de rascarse la oreja, no entendía como esa loca de los vendavales le decía que a este paso se haría una carnicería sobre su oreja. Pero el lobezno llevaba muchos años rascándose la oreja de igual manera y nunca le ha pasado nada.

Pero ahora la pregunta sería... ¿Cuántos años lleva muerto Kyle?. Cuando estás muerto, el tiempo puede pasar muy largo y lento o realmente pesado. ¿Quién sabe?.

-Ya veo... esto está lleno de polvo y... suciedad -tosió, agachando las orejas y retrocediendo, bastante incómodo al no haber sido tan rápido de reflejos como Kyle.

Miró al otro pensativo cuando preguntó que hacía allí. ¿Debía decirle que había estado esperando a que la muerte se dignase a aparecer? ¿Qué era lo que le había quitado? Si incluso había tardado en decírselo a Santiago...
Se mordió levemente la yema del pulgar, pensativo y sin saber exactamente qué podía hacer tras aquella pregunta. Que era muy sencilla, muy normal y simple, pero no sabía que respuesta dar a ella.

-Buscaba al director -susurró al fin, mirando el cielo a través de una de las ventanas del gimnasio

Sonrió un poco entre la penumbra mientras escuchaba los comentarios del otro, los cuales le sonaban en parte graciosos. Obvio que nadie tocara el gimnasio, la gente de este lugar seguramente eran casi todos unos tirillas que no podrían plantarle cara a nadie. No obstante, el lobo no lo se mostró demasiado afable frente al otro.
Se levantó, sin dejar de rascarse la oreja y dio un par de vueltas lentas a la colchoneta, como si estuviera persiguiendo a una ardilla que se ha subido a un árbol y ahora la acecha con calma.

- ¿Porqué buscas a la parca? Aventuro con un tono suave mientras se detenía en su espalda. Ese cabello marrón... lo ponía me mal humor aveces. De espaldas se parecía tanto a...él... Gruñó un poco, inconsciente, pero dio la vuelta hasta verlo cara a cara, poniñéndose serio. - ¿Qué tal te va con "la cosa"? Le preguntó con un tono algo hosco, pero intentaba no ser demasiado despectivo al llamar al vampiro "la cosa".

Lo observó mientras Kyle rodeaba la colchoneta una y otra vez, en cierto sentido le resultaba divertido, pero no aventuró ninguna risilla desdeñosa ni nada así por simple respeto de igual. Anwar aún desconocía que Kyle era su superior, así que el no querer discutir con él o cosas así era de iniciativa propia.
Cuando le preguntó por qué buscaba al director tardó bastante en responder, rehuyendo de su miada y llegando a ni siquiera girarse para mirarle.

-Son motivos personajes, espero que no te importe que no te lo diga... -susurró, cruzándose de brazos. Solo si insistía demasiado admitiría decirle qué era lo que quería y aquella pequeña historia sobre... bueno, sobre lo poco que sabía de él. Al oír su otro intento de conversación se alegró, al menos hasta que dijo "la cosa". Se tensó un poco, girando la cabeza para mirarlo de reojo, enfadado- ...No le llames así, es Santiago...

Lo observó, lo escuchó y analizó sus movimientos en la noche cerrada, donde algunas nubes ocultaban la luna de aquella noche. Sí, estaba inquieto, tenía hambre, se aburría... ¿Qué acaso pensaban que el lobo leería toda la eternidad y que nunca se aburriría verdad?. ¿Acaso no comprendería la gente que su cuerpo bien esculpido no es gracias a los libros de la biblioteca?.

Vaya... ya está delirado en su mente. Necesita mantenerse activo o se volverá loco.

- No...No te preocupes. No necesito escuchar la respuesta. Dijo con aire un tanto serio, mas no tenía intención de mostrarle ese tono. Sabía que eran ambos "familia" en una manda. Todas las criaturas tiene una, y él no quedará solo en ningún sitio mientras su raza aún siga vigente en alguna que otra zona.

- Por cierto.... Anw. Añadió con algo de misterio. - ¿Te apetece un calentamiento para defenderte en las noche de Luna Llena?

Como suponía, Kyle no quiso retractarse sobre lo que había dicho de Santiago, eso provocó que frunciese el ceño desde el primer momento y que sus orejas se plegases un poco de forma amenazante, enseñando un poco los dientes, sin pasarse: después de todo su sentido de lobezno aún no estaba muy desarrollado.

-Ya podrías dar la respuesta -escuchó su comentario en aquel tono y no suavizó la pequeña tensión que había entre ambos. Podía ser que fuesen de la misma manada, pero no estaban ni en un mismo lugar, ni eran uña y carne. La repulsión que Kyle sentía hacia Santiago ayudaba mucho en el tema de no llevarse demasiado bien.

Escuchó con atención la idea de Kyle sobre el entrenamiento en Luna llena y ladeó la cabeza, lleno de insaciable curiosidad.

-¿C...cómo sería eso...? -todo su malhumor había desaparecido, alzando las orejas con atención y mirándolo, curioso

¿ Para qué quieres escuchar la respuesta si ya me la has dicho sin decir ni una palabra? Dijo con una leve sonrisa, mostrando todos y cada uno de sus peligroso y puntiagudos dientes. Cualquier mortal que lo viese, diría que sería un animal enviado por el mismísimo diablo: Diente puntiagudos como puntas de cuchillos, dientes rojos como el color de la sangre que se emana cuando una herida sangra, cabello oscuro como el plumaje de los cuervos... Signos supuestamente "endiablados". Bah... puras supersticiones. Tan solo eso.

Mientras su andadura volvía a ser activada, su sonrisa se menguó de manera lenta, casi a cámara ralentizada, la cual parecía que vivía en una película de terror: Todo oscuro, la única luz es la de la mismísima luna...un paraje aterrador para los incautos como Anwar. Solo faltaría que un estúpido exorcista cabeza-hueca nos atacara a traición.

- Son cinco disciplinas: Físico, egoísmo, serenidad, paciencia y...fuerza de voluntad. Añadió de manera lenta con cada palabra, dejando un suave margen de suspense entre las palabras que iba nombrando. - Por ejemplo. ¿Qué pasaría sí...? Sin acabar la frase, con un raudo gesto de ataque, va ha hacerle ademán de golpearlo. ¿Tendrá reflejos? ¿Se quedará pasmado? ¿Responderá?